Actualmente el mundo atraviesa un proceso de digitalización acelerado, que comenzó a partir de la pandemia, y el ámbito de la educación no es ajeno a esta transformación. El modelo tradicional de enseñanza se está convirtiendo en un sistema mixto, conocido como educación híbrida, en el que las distintas tecnologías deben usarse como una herramienta para acelerar los aprendizajes, más que como un simple canal para transmitir contenido.
En este contexto, muchas instituciones educativas de Latinoamérica comenzaron a indagar sobre nuevas formas de trabajo en el aula que combinan la virtualidad y la presencialidad a través del uso de distintas tecnologías.
Las aplicaciones en línea, el e-learning y los métodos de enseñanza ricos en medios, proporcionan inmensos beneficios a los proveedores de educación, pero al mismo tiempo demandan un aumento en la complejidad de las conexiones. Frente a este escenario, es momento de plantearse cuáles son los requerimientos concretos para ofrecer un servicio óptimo, y cómo lograr el tipo adecuado de infraestructura de red que responda a este nuevo paradigma.
Las redes de educación modernas son complejas y responden a un conjunto de necesidades en rápido desarrollo. Por eso, a la hora de planificar una estrategia para el diseño y la implementación de una red en este sector, se deben tener en cuenta los siguientes desafíos:
- Disponibilidad permanente de la información y los recursos, al mismo tiempo que se mantienen privados los datos confidenciales.
- Acceso seguro a la red para el personal externo y los estudiantes.
- Protección de datos ante potenciales amenazas de red, tanto dentro como fuera de la infraestructura.
- Escalabilidad dentro de la red, que permita adaptarse a las nuevas tecnologías y a las mayores demandas.
- Configuración, administración y solución de problemas ágiles y eficientes, minimizando los costos de administración y el tiempo de inactividad de la red.
- Administración centralizada para sitios remotos que no tienen recursos de TI locales, por ejemplo, un campus satélite.
Estos, y otros requerimientos, pueden lograrse implementando tres elementos claves que tiene una red ágil y preparada para el futuro: conectividad confiable de alta velocidad tanto inalámbrica como cableada, la seguridad de los datos en general, y el fácil acceso a la gestión de la red. Al mismo tiempo, un punto clave a tener en cuenta es que la red sea escalable para construir una infraestructura más eficiente y progresiva, según vayan aumentando las necesidades.
Por esto, una solución diseñada específicamente para entornos educativos permitirá optimizar las inversiones en tecnología, ya que se integrará completamente con los sistemas y aplicaciones existentes.
Hoy en día, las instituciones educativas dependen en gran medida de la tecnología para añadir valor, y mejorar la experiencia de aprendizaje. Para enfrentar estos desafíos, es indispensable implementar una infraestructura que entregue un rendimiento de alto nivel y accesibilidad para las aulas y los usuarios móviles. Y que, al mismo tiempo, garantice la seguridad de los datos confidenciales.
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